jueves, 2 de abril de 2009

noticias tecnologicas

Nombre del Diario: El Mercurio.
Fecha de Publicación: 13 de Marzo 2008.
Sección: Tecnología.
Titulo de la noticia: La formula de éxito de los Blogs Lideres en la web.

Nombre del Diario: El Mercurio.
Fecha de Publicación: 09 de Julio 2008.
Sección: Vida Social.
Titulo de la noticia: País Digital abrió diálogo sobre educación y tecnología.

Nombre del Diario: El Mercurio.
Fecha de Publicación: 15 de Noviembre 2008.
Sección: Vida Social.
Titulo de la noticia: Premiaron a los aportes en educación y tecnología.

Nombre del Diario: Las Ultimas Noticias.
Fecha de Publicación: 23 de Enero 2009.
Sección: Sociedad.
Titulo de la noticia: El celular más ecológico.

Nombre del Diario: Las Ultimas Noticias.
Fecha de Publicación: 25 de Enero 2009.
Sección: Economía.
Titulo de la noticia: Se acabó la felicidad en Google.

Nombre del Diario: Las Ultimas Noticias.
Fecha de Publicación: 25 de Enero 2009.
Sección: Economía.
Titulo de la noticia: Maquetos Tuvieron su fiesta.

Nombre del Diario: Las Ultimas Noticias.
Fecha de Publicación: 25 de Enero 2009.
Sección: Economía.
Titulo de la noticia: El Iphone salvó el año.

Nombre del Diario: Las Ultimas Noticias.
Fecha de Publicación: 25 de Enero 2009.
Sección: Economía.
Titulo de la noticia: En dos meses armaron exclusiva boutique en línea y sin gastar ni uno.

Nombre del Diario: Las Ultimas Noticias.
Fecha de Publicación: 27 de Enero 2009.
Sección: Economía.
Titulo de la noticia: Microsoft manda hoy una alerta a dos millones de computadores en el país.

tipos de cucharas

Sus tipos y usos.

Las cucharas son usadas principalmente para ingerir alimentos líquidos o semilíquidos, tales como sopa, guiso o helado, o alimentos sólidos muy pequeños o en forma de polvo que no puedan ser tomados fácilmente con un tenedor, como arroz, azúcar, cereal y guisantes. En el Sureste Asiático, las cucharas son el utensilio primario usado para comer; se usan tenedores sólo para empujar la comida hacia la cuchara. Las cucharas también son ampliamente usadas al preparar y servir alimentos.
La cucharadita y la cucharada son usadas como unidades de medida para medir el volumen durante la preparación de alimentos. La cucharadita es usada frecuentemente para describir la dosis para medicamentos vendidos sin receta. Una cucharadita imperial equivale a 5 ml, y una cucharada imperial a 15 ml.

También existen cucharas que se venden como objetos decorativos, o conmemorando un evento, lugar o fecha en específico.

Las cucharas además pueden usarse como instrumentos musicales.

También se llama cuchara a la parte baja del trasero, donde empieza la pierna, debido a la forma cóncava en la que hay que poner la mano para cogerlo. Si es rosa mejor.


Cuchara sopera: Cuchara de cavidad honda, de unos 22 cm. de largo. Utilizada para sopas, purés, gazpachos y legumbres, principalmente.


Cuchara de servicio: Cuchara de grandes dimensiones y pala muy ancha. Utilizada para servir guarniciones y otros acompañamientos en asados y platos similares.


Pala de servicio: Cubierto de pala ancha y calado, de tamaño similar a la cuchara y tenedor de servicio. Utilizada para servir platos caldosos, como por ejemplo las legumbres.


Cuchara de ensalada: Cubierto de amplia pala y escasa concavidad, muy largo, más de 30 cm. aproximadamente utilizado para revolver y servir las ensaladas.
Cazo de servir – Cacillo: Cubierto de mango muy largo, más de 32 cm. aproximadamente, y amplia concavidad. Utilizado para servir cremas, gazpachos, potajes, sopas...

Cuchara salsera: Cubierto de mango corto, menos de 20 cm. aproximadamente, de cavidad media y aplanada. Utilizado con las salseras de la vajilla y utilizado como su nombre indica para servir todo tipo de salsas.


Cuchara de consomé: Cuchara de pequeñas dimensión, más ancha de concavidad que la de postre. Utilizada como su nombre indica para tomar consomés y caldos.


Cucharilla de postre: Hermana pequeña de la cuchara de mesa, de tamaño algo menor de la mitad de ésta. Utilizada para todo tipo de postres: cremas, "mouses", tartas, etc.


Cucharilla de café: La más pequeña de toda la cubertería, de poca cavidad. Se utiliza de forma única para revolver el café o infusiones. No se olvide sacarla de la taza cuando vaya a beber.

imagenes de cucharas













ZAFARI TECNOLOGICO

El profesor nos propuso una actividad un poco fuera de lo común, que fuéramos a la feria de las pulgas de Talagante, que está al frente de la Universidad y que con solo $100.- compráramos cualquier objeto que encontráramos interesante. En mi experiencia particular, no pude ir porque tomé el ramo fuera de plazo, una semana después del “paseo por la feria”. Pero anteriormente, me refiero al año pasado, yo había tomado el ramo y lo tuve que dejar por razones personales, pero en esa ocasión sí alcance a ir a la feria, solo que en ese entonces la cuota pactada era de $500.- pesos. A mi siempre me han llamado la atención las antigüedades es por eso que decidí comprar una cuchara antigua. Un caballero me ofrecía una en $1000.-, pero le dije que yo buscaba algo de solo $500.-. Después seguí recorriendo la feria, pero nada me llamaba la atención, ya se me había metido en la cabeza la idea de comprar la cuchara, hasta que llegue a un puesto de un hombre de edad el cual tenía muchas cucharas, de diferentes tamaños y diseños, justo tenía una igual a la que había visto antes, le pregunté cuanto costaba y me contestó que $300.- la compre a ojos cerrados, y comentábamos con un compañero, lo aprovechadores que son algunos vendedores.

Con los $200.- que me quedaron me compré una galleta porque ya tenía mucha hambre y no había desayunado.
























¿Qué es una cuchara?

Una cuchara es un utensilio que consiste en un pequeña cabeza cóncava en el extremo de un mango, usada principalmente para servir o comer un alimento líquido o semilíquido, y algunos alimentos sólidos como arroz y cereal que no pueden ser fácilmente levantados con un tenedor. Las cucharas también son utilizadas en la preparación de alimentos para medir y mezclar ingredientes. Generalmente están hechas de metal, madera, porcelana o plástico.

Su origen.

De orígenes poco precisos, el término cuchara proviene del latín "cochleare", y podemos decir que es uno de los instrumentos más antiguos de los que se ha valido la humanidad tanto para comer, como para servir, aunque en un principio contase con formas muy dispares. Algunos expertos opinan, que desde el Paleolítico los hombres ya utilizaban diferentes tipos de utensilios para poder tomar los alimentos (sobre todo alimentos pastosos o líquidos). Unas veces con forma de pala y otras con un poco más de concavidad.
Dependiendo de la zona geográfica donde estas primeras comunidades estaban asentadas, estos utensilios podían ser de diferentes materiales. Las comunidades asentadas al lado del mar, solían utilizar conchas de moluscos. Las comunidades del interior se valían de cortezas, huesos y algunas otras materias primas que les eran más fáciles de conseguir. Cada comunidad utilizaba aquel material que le era más sencillo conseguir.

Para encontrar algún vestigio de utensilios fabricados por el hombre, nos tenemos que remontar al Neolítico, según afirman los expertos, donde las comunidades asentadas en medios rurales, que vivían de la ganadería y la agricultura, elaboraban ya utensilios que les servían para cocinar, para llevarse líquidos a la boca o trasvasarlos, etc.

Muchas de estas sociedades, tenían como dieta básica, alimentos esenciales como harinas, tomadas en forma de gachas, sopas o purés. El diseño de estos primeros utensilios, aunque todavía bastante rudimentarios, debido a la falta de herramientas de precisión, empezaban a tener una forma bastante parecida a la actual: una pala cóncava y un mango; los materiales más utilizados eran tallas de hueso, algunos tipos de piedra y arcilla cocida. Utilizaban, principalmente, materiales que fuesen fáciles de trabajar o modificar.

Muchos de los útiles, considerados como cucharas, no tenían una función expresa para la alimentación, sino que eran utilizadas para diversas actividades médicas, productivas o ceremoniales. Unos tres mil años antes de Cristo, en el rico eje Mesopotamia - Siria - Egipto, se producían estupendas cucharas, con mangos tallados y otros adornos de fantasía, logrando una gran variedad de modelos y formas. Visitando muchos de los mejores museos del mundo podemos contemplar muchas de estas piezas, pero hay que hacer una especial referencia al museo del Louvre de París, donde se encuentran algunas de las mejores piezas de todos los tiempos, con trabajos muy reconocidos dentro del mundo artístico.

Las más ricas, fundidas en metales nobles, oro y plata, y a veces decoradas con piedras preciosas, se utilizaban en los oficios religiosos de los templos, para aplicar cosméticos a las estatuas de las divinidades o en la persona de los reyes divinizados.



Convertida en objeto sagrado, la cuchara formaba, a veces, parte del ajuar funerario de monarcas y altos dignatarios. Sobre la tumba del faraón Osarkón II se encontró una cuchara cuya cavidad estaba asida por una mano que se enastaba a un tubo de metal. De todos modos, habitualmente la gente tomaba los alimentos con las manos o, en el caso de los líquidos, llevándose la escudilla a la boca.
El uso de la cuchara en las culturas antiguas parece restringido a la alimentación de las clases altas y al trasvase de líquidos y preparación de alimentos. En la Grecia clásica se fabricaron cucharas de oro, plata, bronce y hueso con fines semejantes a los ya expuestos. Ahora bien, aunque el instrumento era conocido, rara vez se utilizó como cubierto de mesa debido al tipo de comida que tomaban. La base de la alimentación eran platos a base de harinas de trigo y cebada principalmente-, amasadas en forma de torta o preparadas como gachas, se empleaban los dedos o escudillas para llevarlas a la boca.

Sólo a partir del siglo III a.C., el uso de la cuchara comienza a imponerse en el ámbito doméstico de las clases altas de las ciudades helenísticas. Las poderosas élites del Imperio romano dispusieron ya de complejas vajillas con múltiples tipos de cucharas, destinadas a alimentos muy específicos: la cuchara pequeña y puntiaguda o cochlear (su nombre deriva de la palabra cochleare, empleada para definir la medida de capacidad de apenas un centilitro o cuarto de cyathus), que se empleaba para vaciar y coger huevos, mariscos y caracoles; la ligula, algo mayor, usada para tomar sopas y purés; y la trulla, especie de cazo, con capacidad de un decilitro, que tenía como función trasvasar líquidos.

En el Imperio romano de Oriente o Imperio Bizantino, cuya existencia se prolongó hasta el final de la Edad Media, apenas evolucionó el diseño de la cuchara y se continuaron empleando los mismos modelos de cuchara que el la Roma clásica. Si bien, como ocurría en esta última, las mesas de las personas de escasa fortuna habían de conformarse con una escudilla de madera o barro, de la que los comensales tomaban el alimento con las manos o que se llevaban a los labios para tomarlo. Las cucharas descubiertas hasta ahora, no eran objetos de uso cotidiano, sino que eran objetos lujosos, de plata labrada con adornos zoomorfos e inscripciones nieladas, lo que hace suponer que estaban destinadas a las mesas de los potentados de Constantinopla. A partir del siglo XIV, se introdujo la cuchara entre los objetos litúrgicos de la iglesia bizantina, empleándose para ofrecer a los fieles el vino en la comunión.

La situación no parece que fuese muy distinta en el mundo islámico medieval. La alimentación a base de sopas espesas de harina o sémola, más o menos condicionadas con carne picada y legumbres, y una especie de gachas de habas, guisantes y lentejas, se tomaba en escudillas de loza con o sin cucharas de palo.

Éstas últimas llegaron a conocer una amplia difusión en Al-Andalus, así como también en los reinos cristianos del norte de la península Ibérica, donde se utilizaba para designarlas el término latino cochlear o formas corrompidas del mismo (culiare en la León del siglo X o cugare y cuchare en la Castilla del XI y XII). La palabra cuchara no aparecerá en castellano hasta el siglo XV, coexistiendo con el término popular cuchara, de uso popular, hasta bien entrado el XVII.

La cuchara se encuentra ya presente en las observaciones de distintos eruditos europeos medievales sobre el comportamiento adecuado en las mesas de la nobleza. En la Edad Media, el comer y beber tenía mucha más importancia social que hoy día. Durante el siglo XII, clérigos ilustrados escribieron libros en latín sobre normas de comportamiento durante las comidas. Además, a partir de 1250, comenzaron a aparecer libros semejantes en lenguas vernáculas, destinados a los círculos aristocráticos de la sociedad caballeresco-cortesana.

Al conjunto de buenos modales que debía observar el caballero se denominaba en francés courtoisie, en italiano cortezia, en inglés courtesy y en castellano cortesía o cortesanía. La mayor parte de los textos de la época muestran que era todavía costumbre tomar las comidas de la fuente común con los dedos, por lo que se recomendaba lavarse las manos antes de las comidas y no tocarse las orejas, la nariz o los ojos durante las comidas. De comer con las manos, viene la costumbre de lavarse las manos antes de comer, por que se tocaban los alimentos con las mismas.

La cuchara se empleaba rara vez. Con las carnes y salsas, la costumbre era que cada cual tomase la pieza de carne que le apeteciese de la fuente y la mojase en la salsera común, para a continuación llevársela con los dedos a la boca.

Por lo que se refiere a las sopas y purés, los manuales de buenas costumbres del siglo XIII aconsejan ya servirse de la cuchara para tomarlos y no beberlos directamente de la sopera o la escudilla, costumbre que paulatinamente fue desterrándose de las mesas de la alta nobleza cortesana, y extendiéndose a otras clases sociales. Por otro lado, las formas de la cuchara cambiaron con el tiempo y las modas, al igual que lo hacen en la actualidad en la mayor parte de las cuberterías modernas, pero nunca olvidando la función para la que han sido creadas.

En las mesas de los ricos del siglo XIII, las cucharas solían ser de oro, plata, cristal, coral... y adoptaban formas redondeadas y bastante planas, y en ocasiones demasiado grandes, lo que obligaba a la gente abrir mucho la boca para servirse de ellas. Pero desde comienzos del siglo XIV adquirieron la forma ovalada que aún las caracteriza y que facilitó su uso, contribuyendo a la difusión del mismo.
Paulatinamente, el uso la cuchara pasó a formar parte de las costumbres refinadas de la aristocracia de la Europa del Gótico.

Hacia 1530, con la desaparición de la sociedad caballeresca y la ruptura de la unidad de la Iglesia Católica, el modelo medieval de courtoisie comenzó a verse desplazado por el renacentista de civilité, término empleado para designar conjunto de pautas comportamiento cortesano-aristocrático que, elaborado en la corte francesa de los Valois, acabaría siendo adoptado por el conjunto de la aristocracia europea, difundiéndose también en círculos burgueses y poco a poco extendiéndose por todas las clases sociales.

Con el tiempo, se convertiría en el símbolo de una formación social, que abarcaba las más diversas nacionalidades y en la que se hablaba un lenguaje común, primero el italiano y, con posterioridad, el francés. A través de ambas lenguas se manifiesta la unidad de Europa, en lo que a pautas sociales se refiere, sobre una nueva base social, como en el medioevo lo había hecho mediante el latín.

El concepto de civilité se difundió entre la aristocracia europea a partir de una obra de Erasmo de Rotterdam, De civilitate morum puerilium, donde aborda como deben ser educados los hijos de los nobles y cual debe ser su conducta en sociedad. El autor se muestra especialmente preocupado por los modales en la mesa y considera ya imprescindible servirse de una cuchara común para servirse de las fuentes en el propio plato. Es el inicio de muchos otros manuales de urbanidad y comportamiento que se darán a lo largo de la historia.

Hasta el siglo XV fue bastante infrecuente disponer de servicios individuales para las distintas comidas, por lo que los comensales se servían del mismo vaso, cuchillo y cuchara. A principios del XVI, comenzó a difundirse la costumbre de que cada uno tuviese de su propio juego de cubiertos y su correspondiente servilleta para utilizar a lo largo de la comida.

Pero no fue hasta finales del XVII que se generalizó el uso de cambiar la cuchara cada vez que había empleado para servirse de una fuente (por eso en protocolo se dice que uno se debe servir con los cubiertos de la propia bandeja o fuente y no con los de uno). Este hecho obligaba al anfitrión a disponer de gran número de cucharas, por lo que finalmente se optó por crear un modelo de gran tamaño, cuya única misión era servir la sopa o las salsas de la fuente en los platos, evitando la utilización de muchos cubiertos distintos.

Desde entonces, el mojar el pan directamente en las salsas o servirse de ellas en el plato con la cuchara de la sopa, comenzó a percibirse como un comportamiento propio de rústicos (y hoy en día ocurre lo mismo, que no es correcto mojar pan en salseras y fuentes comunes, sino que debe servirse uno en su plata la cantidad que desee).

Hacia 1720 se consideraba ya imprescindible, en las mesas de la aristocracia y la alta burguesía, que cada comensal tuviese su propio plato, copa, servilleta, cuchara, cuchillo y tenedor. A este servicio mínimo se sumaban los instrumentos diversos para servirse de las fuentes. Esto dio un gran impulso a la utilización de los cubiertos por parte de los comensales.


A finales del siglo XVIII, en vísperas del estallido de la Revolución francesa, las clases altas europeas, y sobre todo la francesa, muy refinada, habían alcanzado ya la pauta de comportamiento en la mesa que, durante el siglo XIX, acabaría por darse por supuesta en el conjunto de la sociedad civilizada. Los usos cortesanos se habían convertido ya en costumbre de toda la sociedad burguesa. No obstante, con la decadencia de la aristocracia, descendería el ritmo de cambio y transformación de las costumbres en la mesa, que en las altas esferas había sido muy rápido entre los siglos XVI al XVIII. Los utensilios de mesa que hoy día usamos: platos, fuentes, cuchillos, tenedores, cucharas no son en realidad otra cosa que variaciones sobre los habidos en el siglo XVIII.

Desde luego, durante los siglos XIX y XX, se produjo un alto nivel de diferenciación de los utensilios de mesa, dando lugar a diseños muy variados. En muchas ocasiones, tal y como se hace en la actualidad, no sólo se cambian los platos entre servicio y servicio, sino también los cubiertos (tanto hayan sido utilizados como no ). Ya no basta con emplear la cuchara, el tenedor y el cuchillo en lugar de las manos, sino que, en las mesas de las clases altas, para cada tipo de comida se emplea un cubierto distinto (lo mismo que ocurre en la actualidad). A un lado del plato aparecen cucharas soperas, cuchillos de pescado y carne, y al otro tenedores para entremeses, para pescado y para carne; delante del plato se disponen tenedor, cuchara y cuchillo para los postres y dulces.

Se crean cubiertos especiales para frutas y postres exóticos, así como comidas especiales. Aunque todos estos utensilios tienen formas y usos distintos, en realidad, son simples variaciones de una misma pauta (lo que podemos encontrar en las distintas cuberterías de la actualidad). La burguesía no ha innovado nada, se ha limitado a diversificar los instrumentos y a difundir su uso entre todas las clases sociales. La cuchara, nacida como un útil de cocina, para revolver y trasvasar, se ha popularizado hasta el punto de convertirse en elemento imprescindible en cualquier tipo de mesa.
















Centro Cultural Matucana 100

Ese mismo día sábado, después de visitar el Museo De La Educación Gabriela Mistral, fuimos al Centro Cultural Matucana 100, allí se exhibía La Huerta, una obra de arte ambiental de la artista Caterina Purdy. Como obra de arte, esta huerta es un sitio de investigación y aplicación de múltiples teorías y prácticas de la agricultura natural (tales como la permacultura, la biodinámica, el método biointensivo, técnicas indígenas ancestrales, el jardín de Gaia y el método Fukuoka). La Huerta aplica y exhibe el desarrollo ecológico sostenible con la intención de estimular el imaginario y proponer un modelo de acción.
Por su naturaleza orgánica, La Huerta es una creación en proceso y a largo plazo. Esta se comenzó a mediados de Septiembre del 2008 y contempla varias etapas. La primera, de Septiembre a Marzo del 2009 es la etapa de imaginación, planificación, diseño, preparación de la tierra, siembra, construcción de compostera, lombricera e invernadero, implementación de un sistema de regadío y tratamiento de aguas grises. En esta etapa ha germinado un equipo de trabajo interdisciplinario que comparte conocimientos, técnicas y horas de mano de obra. En la segunda etapa, se contempla la perdurabilidad de la obra vía la mantención constante y luego la rotación de los cultivos. Además en esta etapa se fortalecerán los aspectos colaborativos y expositivos de La Huerta, dando espacio al desarrollo de otras maneras de sostenibilidad (biogas, paneles solares, etc.) y su difusión.
Ese mismo día sábado, después de visitar el Museo De La Educación Gabriela Mistral, fuimos al Centro Cultural Matucana 100, allí se exhibía La Huerta, una obra de arte ambiental de la artista Caterina Purdy. Como obra de arte, esta huerta es un sitio de investigación y aplicación de múltiples teorías y prácticas de la agricultura natural (tales como la permacultura, la biodinámica, el método biointensivo, técnicas indígenas ancestrales, el jardín de Gaia y el método Fukuoka). La Huerta aplica y exhibe el desarrollo ecológico sostenible con la intención de estimular el imaginario y proponer un modelo de acción.
Por su naturaleza orgánica, La Huerta es una creación en proceso y a largo plazo. Esta se comenzó a mediados de Septiembre del 2008 y contempla varias etapas. La primera, de Septiembre a Marzo del 2009 es la etapa de imaginación, planificación, diseño, preparación de la tierra, siembra, construcción de compostera, lombricera e invernadero, implementación de un sistema de regadío y tratamiento de aguas grises. En esta etapa ha germinado un equipo de trabajo interdisciplinario que comparte conocimientos, técnicas y horas de mano de obra. En la segunda etapa, se contempla la perdurabilidad de la obra vía la mantención constante y luego la rotación de los cultivos. Además en esta etapa se fortalecerán los aspectos colaborativos y expositivos de La Huerta, dando espacio al desarrollo de otras maneras de sostenibilidad (biogas, paneles solares, etc.) y su difusión.

Ingeniería de la muestra:
La cocina. A cargo de los artista, nicoykatiushka, la cocina es la instalación de una cocina activa para la preparación de diez almuerzos públicos fabricados por los mismos artistas e invitados especiales. Los chefs crearán recetas a partir de las hortalizas y hierbas de La Huerta, apoyando sus preparaciones con una donación de alimentos orgánicos de ApioPalta. Todos los almuerzos serán filmados y se convertirán en una serie de clases de cocina desde M100.
La biblioteca. A cargo de Maria Prieto, agricultora biodinámica, y de Camila Marambio, curadora será tanto el centro de acopio de información referente a La Huerta como la locación de una serie de diálogos, moderados por Maria y Camila, en torno a intereses, preocupaciones y problemáticas surgidas desde La Huerta. Estos diálogos se realizarán en la mañana, a las 11:00 horas, desde el 15 hasta el 25 de Enero. La biblioteca se utilizará como la fuente de contenidos para preparar una publicación
La plaza. La bailarina Amelia Ibáñez, junto a Javiera Larraín, diseñadora teatral, será quien adapta y trabaja con el cuerpo para crear instancias de movimiento que canalicen la energía e información que se produce al trabajar manualmente en la huerta.
La editorial. Largas mesas de dibujo serán el espacio de trabajo de los múltiples editores que se encargarán de crear, seleccionar y diagramar la información para ser impresa. El artista Réne Valenzuela será quién encabeza a este equipo de dibujantes, diseñadores gráficos y escritores.
La sastrería. Connie Álamos y Francisca von Hummel, ambas diseñadoras de vestuario, montarán su taller en la galería para poder colaborar con la imprenta en la fabricación de algunos soportes de difusión (bolsos, poleras, lienzos, etc.) de la información y como diseñadoras de una línea básica de prendas utilitarias para Como Hacer de Algo Otra Cosa.
La imprenta. Jef Scharf de Kayrock Screenprinting, junto a la artista Elisita Punto, desarrollará la infraestructura para un sistema de serigrafía artesanal transportable. Éste se montará en la galería durante el periodo de la exposición y servirá para crear afiches, flyers y panfletos de difusión de todas las actividades que se realizarán durante los meses de exposición. Por ejemplo, se diseñará un panfleto para distribuir entre los vecinos del barrio de M100 dando a conocer la existencia de una compostera que permite que los interesados traigan sus desechos orgánicos a M100 para que estos se transformen en abono fertilizante.
El estudio de grabación. La música, Nea Ducci, desarrollará un programa de conciertos diurnos y nocturnos, que sucederán tanto en La Huerta como dentro de la galería como complemento a los eventos en la cocina y en la cancha. Además Nea montará un estudio de grabación que permitirá registrar tanto los conciertos como los diálogos para producir archivos de sonido.
La torre de agua. Las arquitectas, Jacinta González y Daniela Peña, junto al colectivo de arquitectura 123cua, resuelven la necesidad más básica: el agua, creando un sistema de cañerías y reciclaje que evidencia el recorrido y uso de este elemento para beber, cocinar y serigrafiar dentro de la galería.
El registro. Tanto el proceso de La Huerta como el de Cómo Hacer de Algo Otra Cosa han sido y seguirán siendo documentados para dar soporte al desarrollo de una narrativa visual de ambas realidades. Desde la fotografía, María Luisa Murillo fotografía el crecimiento natural y personal de La Huerta, imágenes que exhibirá dentro del espacio de la galería. Desde el video, Estudio Binocular (Magdalena Isaacson y Tomas Elgueta) documentará a varias cámaras la actividad de ambos espacios.
El departamento de ornato y aseo. La diseñadora teatral, Claudia Yolin, se encargará de mantener el funcionamiento equilibrado de todas las áreas en desarrollo.







Museo de la Educación Gabriela Mistral.

Visita al museo de la educación Gabriela Mistral

Es un día sábado cualquiera de Enero del 2009 y con mis compañeros de Universidad quedamos de acuerdo juntarnos a las 9:00 hrs. AM en la Estación Central para luego dirigirnos hacia el Museo De La Educación Gabriela Mistral, ubicado en calle Chacabuco 365 (Barrio Matucana) Metro Estación Quinta Normal. Al llegar ahí una señorita nos recibe y luego nos da un tour por el museo, ella junto con nuestro profesor nos explican la importancia de cada objeto y u otros antecedentes pedagógicos históricos de la Educación chilena.
Nos explicaron que el museo estuvo 21 años cerrados al público y que recién el año 2006 fue reabierto; eso aclaro mis dudas de por qué no lo había visto antes, siendo que el liceo donde realice mi enseñanza media (Liceo Emilia Toro De Balmaceda) está a menos de una cuadra, en la calle Matucana, y que jamás me enteré que en la esquina trasera estaba este valioso museo.
El Museo De La Educación Gabriela Mistral contribuye al patrimonio y recopilación de la historia de la educación en Chile, la formación docente y el rol del Estado, y otros agentes de la sociedad civil en los procesos educativos. Para esto el museo cuenta con una gran colección de objetos que muestran los diferentes periodos de la educación en nuestro país, como por ejemplo la reconstrucción de una sala en donde se muestra el pupitre del profesor y sobre el un globo terráqueo, también se pueden observar tres pupitres para alumnos cada uno de ellos de diferentes años, lo que hace más fácil entender la evolución de la educación chilena.
También cuenta con más objetos provenientes, en su mayoría de antiguos establecimientos educacionales del país, como por ejemplo: máquinas electrostáticas para la enseñanza de la física, que fueron encargadas a Europa por Diego Barros Arana; láminas didácticas; una completa serie de mapas de insignes cartógrafos; pupitres, ábacos y otros artículos escolares utilizados en diversas épocas.
Junto con la muestra permanente el museo cuenta con una Sala Re-creativa en donde se acercan estos temas a niños y adultos a través de juegos y talleres interactivos.
El museo tiene una riqueza en lo que a fotografía se refiere, posee más de 6.000 imágenes del proceso histórico de la educación chilena, organizadas y catalogadas. Están fotografías están digitalizadas y documentadas.
En los pasillos del museo se puede observar una exposición de grabado, estos fueron realizados por estudiantes cuyas edades fluctúan entre los 11 y los 18 años (5º básico a 4º medio), mediante un proyecto que consistía en crear una instancia en que los profesores de artes visuales de diversas comunidades educativas de la Región Metropolitana realizaran una secuencia de 5 talleres con diferentes técnicas de impresión del grabado (monotipia, xilografía, huecograbado, litografía y serigrafía). A partir de las experiencias desarrolladas durante este proceso pedagógico, los beneficiarios, con la asesoría de los artistas encargados de los talleres, realizaron la segunda etapa del proyecto: la demostración práctica de alguna de las técnicas de impresión aprendidas.